Por Rafael Montiel
Abordamos tres temas importantes: la conciencia, valores éticos y
morales.
Pero qué es la conciencia?
Para muchos autores es un juicio de la
razón, por el cual la persona reconoce sus actos, puede corregir sus errores o
evitar causar males al semejante.
La conciencia bien formada es recta, veraz, equilibrada; formula juicios según la razón y conforme al bien. Para otros autores “es la voz de Dios que resuena en lo más íntimo del ser humano. Significa que la conciencia está relacionada a la razón y a la justicia divina. Lo justo, lo ético y moral. No puede haber tantas calamidades cuando hacemos una mirada retrospectiva en nuestro interior y asumimos nuestro compromiso a conciencia. Tampoco puede haber daños morales cuando tomamos conciencia de nuestros actos.
El problema
de la conciencia es la falta de conciencia o la pérdida de la capacidad de
reflexionar que significa flexionar sobre sí mismo para ver nuestro
comportamiento desde adentro. Es decir hay que pensar y mirar nuestro interior
a fin de actuar conforme a la recta razón. Solo que es muy difícil en la
actualidad por la crisis de valores, el relativismo, los avances tecnológicos
que lo lleva apartado al ser humano hacia a un mundo insensible, individualista
y egoísta.
A esto se
suma la maldad, el odio, el resentimiento y el espíritu de revanchismo de
desquite que mueve al ser humano, incluso dentro de la Iglesia Católica que por
la inconsciencia y el egoísmo actúa con intolerancia, rechazo y de manera
despectiva hacia el prójimo.
En el
Colegio Nacional de San Juan Bautista, en la década del 70 del siglo pasado,
nuestra profesora de Filosofía, Hermana Sara García Casartelli nos decía que
“el hombre nace bueno pero se inclina hacia el mal”, por eso “el hombre es el
lobo del hombre”. Y no puede haber lobo más voraz que el mismo hombre para
destruir a su congénere. Al final del análisis surge que el hombre es el único
animal racional capaz de destruir a su propia especie humana.
El ser
humano está llamado a evolucionar, a crecer como persona y alcanzar la
categoría del SER con capacidad de proyectarse hacia los demás, en el marco del
respeto a las dimensiones biosicosocial y espiritual. Significa en
consideración a las dimensiones: biológica, psicológica, sociológica y
espiritual. No olvidemos que el hombre es un ser espiritual no importa que sea
ateo, agnóstico, escéptico, cristiano o budista. Igual tiene el plano
espiritual aunque muchos no quieren reconocer.
La ética es
la conducta recta ajustada a la razón, los principios y valores morales. La
racionalidad que es la capacidad de pensar permite la toma de conciencia de
nuestro accionar. Está muy ligada a la moral que está en el plano sociológico
que son las costumbres y las reglas, impuestas por la sociedad, entiéndase para
la convivencia social, pacífica y armónica.
La ética que
es una cualidad intrínseca y la moral
(mores o conducta moral) están muy relacionadas
entre sí de modo que el ser humano es ético y moral a la vez. En la práctica una persona no tiene moral,
cuando no tiene conciencia ni escrúpulo ni ética. Es capaz de vilipendiar,
calumniar, estigmatizar, atropellar, violentar y destruir a su prójimo.
Ante los
males que tantos daños ocasionan, ante la inconsciencia que nos abruma y nos
ahoga hace falta detenernos y reflexionar qué clase de sociedad estamos
construyendo? Un mundo intolerante, inhóspito, lleno de atropellos a la
dignidad humana. Para tomar consciencia es necesario superar atavismos.
Sócrates decía que “el hombre es malo por ignorancia”. Pero el filósofo griego
no tuvo en cuenta que el hombre inteligente, con alto nivel académico, incluso,
puede ser más peligroso aún, por su malicia, su egoísmo y la falta de
racionalidad.
A los
directivos de Sense, agradezco la oportunidad para expresar mis opiniones en la
revista. A los lectores también mi agradecimiento y una exhortación acerca de
la importancia de la lectura y la toma de conciencia a la luz de la razón.
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